Pensamientos o creencias incorporadas en primera instancia
sobre la movilidad generan un marco teórico y práctico para el desplazamiento
de las personas y las cosas que se escapan en muchos casos al ámbito de
interacción de éste en términos de ecología, sociedad y economía.
La problemática principal surge de la crisis que generan en
la planificación del transporte estas creencias que podemos basar en dos
principales y que se incorporan en la mayoría de los análisis y estudios de
evaluación. 1. El entendimiento de la necesidad del transporte como una
necesidad derivada no como un valor, es decir, la pérdida del valor del transporte
que sólo es reconocida en caso de que el transporte sea por un viaje de ocio 2.
Las personas entienden sus viajes entorno a minimizar dos variables: coste y
tiempo.
Si a lo anterior le sumamos la descentralización de las
ciudades (distancias y velocidades aumentan) y las actividades dispersas
(segregación de las personas), surgen problemas para los planificadores urbanos
que se encuentran con la necesidad de generar estrategias de planificación
claras, orientadas a la escala personal, que consigan equilibrar las dimensiones
físicas (forma urbana y tráfico) y las dimensiones sociales (personas y
proximidad), proveyendo alta calidad y accesibilidad siempre en términos de
realidad.
Es lógico pensar en un cambio para nuestros dos dilemas, por
un lado aumentar el valor del tiempo de ocio y la flexibilidad en los patrones
de viajes, aquí juega un papel fundamental la complementariedad entre
transportes y TIC que cada vez más se adaptan a las necesidades. Y por otro
lado, transformar el viaje-demanda en un viaje-valor generando gastos
razonables de tiempo por viaje en función de la fiabilidad.
Podemos entonces hablar de un enfoque de la planificación
hacia la movilidad sostenible lo cual requiere de: reducir la necesidad de
viajar, reducir la longitud de los viajes (aumento de la densidad y la
concentración), aumento de la eficiencia en el sistema de transporte, fomento
de modos de transportes sostenibles (ciclos, andar) e involucrar a los
usuarios. Este último punto se destaca como una de las necesarias para
conseguir una movilidad sostenible, punto que se puede desarrollar mediante una
serie de acciones como son la sensibilización, la información, la educación, el
empleo de los medios de comunicación y la publicidad. Todo ello orientado a
conseguir un apoyo ciudadano activo, generar un cambio en el pensamiento, una
voluntad de cambio y la aceptación de que nos encontramos ante una
responsabilidad colectiva.
Al enfoque de la planificación del sistema hay que sumar la
implementación de una serie de intervenciones políticas. Las acciones para
lograr el desarrollo de la movilidad sostenible y los medios innovadores para
que las personas estén involucradas vienen relacionadas con las medidas
políticas. Entre las que se pueden destacar: ralentizar el tráfico urbano
(aparcamientos, controles, peajes), la reasignación de espacio al transporte
público, restringir el acceso, redistribuir el espacio haciendo utilización
eficaz de la capacidad disponible, considerar la carretera un espacio haciendo
nuevos usos en ellas (mercados, rastrillos), invertir en tecnología de los
medios de transporte, sistemas de información y en el sistema de transporte
haciendo indicaciones sobre las prioridades de la industria, regular y fijar
los precios teniendo en cuenta los costes externos, hacer uso de la
planificación y los reglamentos, y por último, las campañas de información con
dirección personal enfocadas a la aceptación con lo que volvemos a la necesidad
del respaldo de los usuarios.
La movilidad sostenible necesita del aporte multidisciplinar
de la sociedad, de ir encontrando respuestas positivas y automáticas de todos
nosotros (los usuarios), entre todos aportar soluciones y responsabilidades,
siendo un buen punto de partida tomar conocimiento de la situación. Surgen así
nuevas ideas como la creación de una capa de juego en la movilidad, generando
un perfil social sostenible a cada usuario de la vía, perfil que se podrá
compartir y premiar mediante sistema de puntos, medallas (ver Gamification).
Idea como la de transformar las tasas de costes externos en estímulos
positivos, cabe como ejemplo lo que hacen algunas compañías aseguradoras que
realizan descuentos en el coste anual del seguro a aquellos usuarios que
realizan una conducción con bajas emisiones de gases. Generación de un Software
que evalúe y calcule rutas sostenibles, etc. La implementación de estas ideas y
de lo expuesto en este texto requiere de un largo periodo de tiempo pero
estamos en el buen camino, de momento pasear bajo los árboles en otoño no paga
peaje.